La depresión es muy común al acercarse o al llegar a la vejez, por lo que es importante conocer sus síntomas.
La depresión en los ancianos es difícil de detectar ya que en su mayoría no se quejan, aunque la familia más cercana pronto comienza a darse cuenta de su existencia. Una de las mayores evidencia del comienzo de una depresión es la dejadez de la persona mayor tanto para sí mismo como para las tareas que realice en el hogar. También puede empezar a perder peso o no tener cuidado en la toma de medicamentos que le fueron prescritos. Es fundamental que los familiares traten de saber cómo afrontar el problema de esa persona y darle todo el amor y apoyo posible.
La cooperación de algún amigo a persona de su total confianza a menudo puede ser eficaz. Si el estado depresivo continúa, se debe buscar la ayuda de un profesional.
El Residencia Picu Siana de Mieres estamos muy pendientes en cuanto a los comportamientos de nuestros residentes, nuestros cuidadores/as tienen una estrecha relación y pronto conocen sus pautas y comportamientos, por lo que resulta más fácil la precoz detección de este importante problema.
Muchos de estos ancianos con depresión no sólo no tienen miedo de la muerte, sino que incluso algunos dicen que la anhelan y cuando se van a la cama por la noche, no esperan volver a despertar.
Si una persona mayor dice que está pensando en el suicidio, se debe buscar inmediatamente la ayuda, pues este tipos de pensamientos llegan a convertirse en constantes.
También es frecuente el rechazar la ayuda que se le ofrece, o incluso no quieren admitir que tienen un problema.
La gravedad de la depresión se evalúa en observación de las siguientes áreas: el sueño, la falta de apetito, síntomas hipocondríacos, sentimientos de baja autoestima, ansiedad, culpabilidad… Todas las quejas físicas sin un fundamento, deben ser investigadas a fondo.